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Detrás del micrófono

¿Odiar a Dorados y a su Presidente?

Amigos de GGSports, cuando murió Maradona, fui al estadio Banorte, esperé a Antonio Núñez bajar de su camioneta para platicar con él de la repentina muerte de Diego, sin embargo lo primero que me dijo fue: «todavía me odias, Memo», le dije que no tenía por qué odiarlo y que cuando hablo mal del equipo o de su labor como presidente, es solo periodismo y/o opinión.

Dorados es un club que se le quiere, nos ha traído muchas alegrías y decepciones, pero así es el fútbol, da y quita. La historia del equipo está ahí, vigente, intacta y decorosa, estos colores nos ha permitido tener partidos de primera división, mismos que antes veíamos solo sentado al sofá con la televisión en frente.

Dorados se ha significado el club más importante de Sinaloa (hasta la fecha), aún por encima de Mazatlán FC, con todo respeto, pero no tienen comparación. No obstante -no escribo para poner algo sobre una balanza, sino para dejar el tema en claro.

Querido lector, Dorados hoy no se juega nada, solo dinero y es mejor sufrir una vez por una cruel verdad que ser engañados mucho tiempo por una vil mentira.

Y no, no odio a Dorados, odio los malos manejos junto a la displicencia de sus dueños y cómo han dejado caer la grandeza de este club que hoy en día es uno más en la Liga de Expansión, una competencia de desarrollo para proteger los intereses de otros clubes del máximo circuito que a la fanaticada le ha generado total desinterés.

Yo recuerdo que este equipo nació siendo grande y jamás olvidaré cuando fui al estadio por primera vez y vi jugar a Diego Latorre, ya no era frente al televisor, teníamos fútbol, era una realidad que paulatinamente fue contagiando de esa efervescencia futbolera a la ciudad, se gozó el ascenso, se lloró el descenso, la gente se empapó de esta pasión y nos sentíamos importantes en el gremio del balompié nacional con Guardiola y muchas figuras que estuvieron aquí.

Alguna vez lo dije que esta institución me dio la oportunidad de debutar como narrador de fútbol profesional por dos años, de tal manera, sería incapaz de odiar al club de la ciudad que me vio nacer en la crónica y me atrevo a pensar que los aficionados están dolidos, decepcionados, pero aún así aman al equipo, es como intentar odiar a un hijo por un mal comportamiento, imposible, el cariño ahí está, guardado en algún rincón con la Fe depositada en un retorno que no sabemos si llegará.

Tan simple es abrir la mente como afición y periodista que la actualidad de esta franquicia no es la que nos cautivó, el club que enamoró con sus actuaciones, sus jugadores y su garra.

Pero ahora, en su nueva etapa, con un nuevo entrenador de nombre Rafael García, a punto de iniciar un torneo este 2021, les deseo lo mejor de todo corazón, creo que volverán a la liguilla sin problemas y que tendrán una pisca de protagonismo al que nos tienen bien o mal acostumbrados.

Porque aunque no se juegue mucho en el torneo, Dorados debe tener un papel protagónico haya o no Ascenso, un club grande siempre demuestra su hegemonía en cualquier certamen y sin duda eso animaría a la afición.

El Guardianes 2021 inicia la otra semana y he estado cerca del equipo y pendiente de sus contrataciones, será mucho mejor que el año pasado, fue fatídico no sólo para Dorados, sino para todos, así que siéntase orgulloso de su club que en la vida y el fútbol, el mundo da muchas vueltas.

No te odio Núñez ni al equipo, odio la soberbia de un club que cuando está arriba no voltea para abajo, sus malos manejos y la hipocresía. Los reflectores son pasajeros, pero el periodismo local y su afición cuídenla, porque son lo único que realmente tienen cuando están en el piso.

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