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Detrás del micrófono

CANELO, EL SHOW

La victoria de Saúl «Canelo» Álvarez ayer en Miami ante el Turco Yildirim- no me decepcionó, de hecho fue la pelea que esperabamos muchos, un circo montado para que el principal actor se lleve los «aplausos» por su gran presentación ante sus fieles seguidores que lo adoptan como su ídolo.

A Canelo no le interesa las críticas destructivas y constructivas, tan sólo vive su momento en los cuernos de la Luna, en una historia ficticia de la mitología de su carrera boxística arropado de fama, dinero y gente que lo ha llevado al éxito para también enriquecer sus cuentas bancarias.

La imagen del Canelo ha caído al suelo como sus oponentes y su verdadero legado que él cree forjar por sus «grandes riñas» no son más que peleas que lo desacreditan como el impresionante campeón que se cree y se creen algunos ciegos a este deporte.

¿Será que realmente no hay un boxeador en la tierra que pueda vencer al Canelo? ¿Es el ídolo que nos venden por televisión o simplemente es producto de un laboratorio inventado para producir dinero y persuadir afición que radica en los Estados Unidos?

En México está la mayoría de la gente que duda de la veracidad de Álvarez y en ese producto que se ha convertido. En Estados Unidos lo quieren y es el orgullo de los mexicanos que viven en este país, pero existen dos tipos de aficionados, los que saben de Boxeo y los que se dejan manipular y apoyan sin saber.

Lo cierto es que para entender hay que estar arriba del ring o haber sido un boxeador por que solo así se puede comprender qué ocurre arriba del encordado, sin embargo, la gente aprende de Boxeo gracias a los buenos peleadores y las excelentes contiendas, sabemos identificar a un real campeón con sus actuaciones y el tipo de rivales que se enfrenta, en ese sentido, sin ser un experto en el tema, cualquiera se da cuenta cuando nos mienten.

Canelo, amigos, vive en un mundo de fantasía, se cree el mejor y eso es bueno para él, gana muchos dólares y acapara los reflectores, tiene el show en sus manos, controla a sus rivales desde las negociaciones luego sube y gana con mucha facilidad impresionando a la afición con sus espectaculares nocauts ante verdaderos costales que sólo se suben a ser castigados para cobrar el cheque al final de la pelea.

Y el problema no radica en Saúl Álvarez sino en quienes manejan el boxeo, las organizaciones, las apuestas, los intereses.

En toda la carrera de Canelo, solo le he visto dos buenas peleas, ambas contra Genady Golovkin donde verdaderamente fue exigido y seguimos esperando una tercera contienda o la unificación ante  Billy Joe Saunders (30-0) monarca en las 168 libras de la Organización Mundial de Boxeo que según está pactada para el 8 de mayo de este año.

Mientras tanto, algunos seguimos enamorados de la vieja guardia, de Julio César Chávez, de Morales, Barrera, Juan Manuel Márquez, y otros de años más atrás con Olivares, Zárate, Salvador Sánchez, boxeadores de otras épocas.

El show de Canelo seguirá mientras no concrete peleas de verdad, contra rivales dignos, lo de ayer amigos, fue una basura, una vergüenza para el boxeo, la pelea acabó cuando se escuchaba el abrir de la primera lata de cerveza o refresco.